¿Cuánto amas a tu perro? He aquí las claves 1

Para muchas personas es difícil entender el vínculo de amor profundo que creamos con nuestras mascotas, tal vez porque nunca tuvieron la buena fortuna de tener una o porque simplemente no son capaces de desarrollar empatía por los animales.

Pero, ¿quién no recuerda ese perro fiel y compañero que tuvimos de niños y al que aún seguimos llorando?

Porque para los que amamos a nuestras mascotas, sentir que forman parte de nuestra familia es tan fácil y natural que es lógico sufrir por ellos cuando se enferman o cuando sus vidas se apagan y deben abandonarnos para siempre.

Nunca nadie se cuestiona por qué quiere a su perro leal o a su gato juguetón, ni qué es lo que los hace tan importantes para nosotros, porque el amor y el cariño no se explican, pero este interrogante sí se lo plantearon un grupo de investigadores de una Universidad japonesa que llevó adelante un estudio al respecto y que se concentró en analizar cómo funciona la oxitocina, la hormona del amor, cuando queremos a nuestras mascotas.

El departamento de biotecnología y ciencia animal de la Universidad Azabu, determinó que esta hormona surge de manera natural cuando desarrollamos amor o cariño por algo o por alguien.

Y lo que descubrieron de manera sorprendente es que al establecer una relación afectiva por nuestras mascotas, la oxitocina que libera el cerebro es similar a la que se produce como consecuencia del amor que sentimos por nuestros hijos.

Entonces, no es de extrañar que escuchemos a muchas personas decir que aman a sus mascotas como si fueran un integrante de la familia o incluso como si fueran sus propios hijos.

De la misma manera que cuidamos a nuestros niños y los protegemos de los peligros o de las enfermedades, sentimos que las mascotas también requieren de protección por ser seres indefensos que nos generan ese sentimiento.

Es por eso que los amamos de manera incondicional.

Los perros y los gatos en particular, “entienden” el lenguaje de las miradas y perciben quién los quiere a través de los ojos.

Es por eso que cuando miramos a los ojos a un perro que no nos conoce, podríamos generarle una sensación de amenaza y desafío. En este caso, debemos tener mucho cuidado.

Ahora que conocemos a qué se debe este cariño tan especial por nuestras mascotas podemos entendernos mejor a nosotros mismos e incluso entender a otros que viven solos con sus mascotas y que representan para ellos un pilar de apoyo y un soporte afectivo que tal vez no reciben de nadie más.

Tal vez sólo reste saber si nuestras mascotas sienten ese mismo amor por nosotros, aunque tal vez sólo alcance con ver lo felices que se sienten cuando nos ven llegar después de varias horas o días de estar ausentes o cómo disfrutan de jugar o pasar tiempo con nosotros.

Definitivamente, nuestras mascotas alegran nuestras vidas e incluso tal vez contribuyan a que seamos mejores personas.

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