Quién soy¿Quién soy?

Es una pregunta de la que no podemos escapar, en algún momento de nuestra vida nos asalta y cuando lo hace nos vemos empujados irremediablemente a darle respuesta.

Si eres de los que aun no se lo han planteado te propongo el siguiente ejercicio:

Busca un lugar tranquilo, tómate tu tiempo y escribe en un papel quién eres. Si te has definido haciendo referencia a tu nombre de pila, tu aspecto, tu profesión, tus estudios, tus pertenencias, tu sexo o tu estado civil déjame decirte que no te has esforzado lo suficiente.

Estarás de acuerdo conmigo que serías muy poquita cosa si solo te quedaras ahí, tú eres mucho más que todo eso. Quedarnos en lo que se ve a simple vista es conformarse con una visión parcial e insignificante de nosotros mismos y de los demás.

Si esas han sido tus respuestas no te conoces en absoluto. El verdadero autoconocimiento es descubrir y vivir acorde con nuestra verdadera naturaleza, no quedarse en el plano físico, en lo que se ve a simple vista, en esa imagen que nos devuelve el espejo.

Es atender a nuestra identidad más profunda, a aquello que somos en esencia para poder vivir en coherencia con nosotros mismos. Es despertar y descubrir el potencial que todos llevamos dentro, esa fuerza interior que nos va a ayudar a gestionar de manera más positiva las situaciones que nos planteará la vida.

Echart Tolle mediante una metáfora lo explica muy bien, en uno de sus libros nos relata la siguiente historia:

Un mendigo había estado sentado a la orilla de un camino durante más de 30 años. Un día pasó por allí un extraño.

-¿Tienes algunas monedas? murmuró el mendigo estirando mecánicamente el brazo con su vieja gorra.

caja-No tengo nada que darte respondió el extraño y luego preguntó ¿Qué es eso sobre lo que estás sentado?.

-Nada, replicó el mendigo, sólo una caja vieja. He estado sentado sobre ella desde que tengo memoria.

-¿Alguna vez has mirado en su interior? preguntó el extraño.

-No, respondió el mendigo, ¿Para qué? No hay nada adentro.

-Echa una ojeada insistió el extraño.

El mendigo logró entreabrir la tapa. Para su asombro, incredulidad y euforia, descubrió que la caja estaba llena de oro.

¿A qué esperas para abrir tu caja y descubrir el tesoro que hay dentro de ti?

Mónica Tello.

Fragmentos de mi libro Que no te duerman con cuentos.

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