asmr

ASMR es el acrónimo en inglés de lo que en español se denomina  “Respuesta Sensorial Meridiana Autónoma”

Ni su nombre real ASMR, ni su nombre “comercial”, o sea ese que hace que se despierte la curiosidad de cualquiera para leer el artículo (orgasmo cerebral) hacen mucha justicia al tema del que vamos a hablar, pero son los nombres que habitualmente recibe.

¿Qué es el ASMR?

Para empezar diremos que hace referencia a una sensación, un hormigueo, un cosquilleo muy placentero que se produce en respuesta a determinados estímulos, que tienen como característica principal su delicadeza.

Diremos también que a priori, el ASMR, se siente o no se siente, es decir que no todos tenemos la “capacidad” de sentirlo y los que la tienen no la desarrollan ante los mismos estímulos.

Para el resto de mortales, entre los que me incluyo, el ASMR, o mejor dicho los videos que se realizan para producir ASMR, nos pueden producir altos estados de relajación, ayudándonos a conciliar el sueño, o a mejorar procesos cognitivos como la concentración y la memoria.

ASMR es el acrónimo en inglés de lo que en español se denomina  “Respuesta Sensorial Meridiana Autónoma”, y al tratarse de una respuesta necesita de un estímulo que la desencadene, sea este accidental cuando se produce en situaciones cotidianas de nuestro día a día, o, intencional, en el que un role player es capaz de generar material para que otros se presten voluntariamente a experimentar un placer provocado.

Estímulos desencadenantes (TRIGGERS):

Los desencadenantes de ASMR son estímulos visuales y/o auditivos, ya que las personas que tienen estas respuestas varían en el tipo de estímulo que se la provoca.

Lo que tienen en común (y por eso el nombre de AMSR me parece tan poco adecuado) es la extrema delicadeza, dulzura, y calma en la que se desarrollan las acciones que provocan esta respuesta sensorial.

Los más comunes son:

  • Visión de la realización de manualidades.
  • Manejo y manipulación cuidadosa de objetos
  • Momentos de atención personal sobre terceras personas, como cortes de pelo, cambios de imagen o incluso exámenes médicos.
  • Observar a una persona pintar o dibujar.
  • Ver a alguien realizar una tarea de manera minuciosa (ejemplos: cumplimentar un formulario, inspeccionar cuidadosamente un objeto de cerca, etc).
  • Exposición a patrones de conversación pausados, suaves y relajantes. Tonos de voz acompasados, pacientes, uniformes y constantes. Susurros.
  • Sonidos casuales de objetos diversos (un papel arrugándose, alguien pasando las páginas de un libro, revolver cosas en un estuche, el sonido del lápiz rozando el papel, unas tijeras cortando el pelo, el sonido de una escoba limpiando el suelo, etc).
  • Tapping, o golpecitos repetitivos

LA RESPUESTA ASMR:

ASMR produce en quien lo experimenta una sensación de cosquilleo en la cabeza, la cual suele comenzar desde la zona baja del cuero cabelludo y se extiende por todo el cráneo para bajar por el resto del cuerpo.

El cosquilleo se traduce en un enorme placer que recorre todas las extremidades y, además, te deja con una gran relajación y un estado de bienestar, liberándote de las presiones y el estrés.

Las personas que sienten ASMR recalcan que sólo una pequeña minoría asocia estas sensaciones con otras de índole sexual.

¿Y SI NO SIENTO ASMR?

Pues estás entre el 99% de la población que no lo siente…. No obstante, la creciente demanda de los videos ASMR en las plataformas de video, nos sugiere que para el resto de personas, o sea la gran mayoría de la población, tiene maravillosos efectos.

En una investigación sobre una base de casi 500 personas, se preguntaba sobre lo que buscan en el ASMR y qué les aporta.

El 98% de los participantes hacen uso del ASMR para relajarse, el 82% para ayudarles a dormir, el 70% para combatir el estrés y un 5% para estimulación sexual.

Sobre los “triggers” que mejor funcionan, los participantes dijeron lo siguiente: para el 75% fueron los susurros, 69% atención personal (roleplays imagino), 64% sonidos crujientes, 53% movimientos suaves, 36% movimientos repetitivos, 13% sonrisas.

¿Y LA CIENCIA QUÉ OPINA?

Desgraciadamente hay todavía muy poco estudiado al respecto, pero más allá de entender por qué algunas personas lo sienten y por qué no, qué hace que sean unos disparaderos y no otros los que a cada individuo le produzcan la respuesta, particularmente me parece que el campo terapéutico que se abre es muy esperanzador.

De momento nos quedamos con los beneficios demostrados del sonido.

Los sonidos tienen la capacidad de cambiar el estado de ánimo porque logran modificar las estructuras cerebrales emocionales, despiertan funciones sociales, aparecen sentimientos de cohesión grupal, considerándonos apoyados y atendidos.

Cuando escuchamos sonidos melódicos estamos implicando varias de nuestras áreas cerebrales (sistema límbico, área prefrontal, núcleo caudado, etc.), y, por ello, este ejercicio de escucha tiene un alto impacto en nuestras respuestas fisiológicas, que están encaminadas a responder ante estímulos emocionales.

Además,  afecta positivamente a los procesos implicados con la memoria y el movimiento.

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