Un estudio realizado en más de 760 niños en colegios públicos y religiosos y publicado en Journal of Happiness Studies afirma que la espiritualidad ayuda a que los niños sean más felices ya que la espiritualidad para niños produce esperanza, sentimiento de un sentido a la vida, refuerza normas sociales positivas y da una red social de apoyo.
La espiritualidad consiste en contar con un sistema interior de creencias. Pero educar en lo espiritual no es lo mismo que transmitir un saber, enseñar una lengua o alguna técnica, ya que es un conjunto de actividades que deben potenciar y despertar el sentir espiritual. No es lo mismo saber que somos espirituales a sentir que somos seres espirituales. Os aconsejamos que os paséis por nuestra sección sobre la mente y espíritu y descubráis terapiasque os puedan ayudar.
Por ello, hay que diseñar estrategias a nivel pedagógico para conseguir que los niños tengan interés por el mundo espiritual. Esto se debe hacer tanto dentro del ámbito familiar como en el escolar y en el social, siempre dentro de las competencias de cada uno de ellos. Va mucho más allá de la religión, de cualquier dogma … ser espiritual es estar conectado a tu fuente, de donde tu provienes. Y es entonces cuando vivimos una vida desde la inspiración.
Estar inspirados (que a su vez significa IN SPIRIT- EN ESPÍRITU) es porque estamos conectados al universo, a la gran energía de la que provenimos.
¿Por qué educar a un niño en lo espiritual?
Los niños más espirituales son más felices
Conocerá mucho más del mundo que le rodea y contribuirá a un mundo mejor
Recibirá todos los beneficios de la meditación
Puede mejorar su salud física o mental
Aprenderá a reflexionar sobre sus acciones y asumir las consecuencias de sus decisiones
Aprenderá a desarrollar sus habilidades, competencias y potencialidades
Desarrollará mucho mejor su autoestima y evitará caer fácilmente en la frustración
Le ayudará a salir de las dificultades de la vida en las que puede verse inmerso
Es más fácil para un niño integrarse en los calores de la espiritualidad en su edad temprana antes que en la edad adulta, donde la dirección que han tomado puede ser muy complicado de cambiar.
Pedagogía espiritual para niños
La educación es clave para la sociedad y debe iniciarse en la infancia. La espiritualidad es ser consciente de tu yo más profundo y saber manifestarlo en tu vida. Para mostrárselo a los niños debes conseguir esto mismo pero poniéndote de acuerdo sobre qué tipo de hombre o mujer sea el niño o niña a quien quieres educar.
Cuatro elementos claves para conseguir educar en la espiritualidad a los niños son: repetir procesos, la pedagogía de silencio, la sencillez de recursos y el esfuerzo. Hay muchos medios y recursos que se pueden utilizar, tales como contemplar la naturaleza, practicar el silencio, escuchar música y muchos otros.
Para una buena pedagogía espiritual es necesario:
Un compromiso educativo fuerte
Iniciar la pedagogía espiritual desde la primera infancia
Recurrir a la comunicación como principal recurso educativo
Practicar la escucha activa
El método didáctico ha de ser claro, breve y práctico
Colaboración por parte de la familia
Amando lo que se hace y lo que se dice es más fácil enseñar
Aprovechar los recursos a disposición, especialmente los naturales
Analizar la conducta de los niños
Fe y razón pueden ir juntas de la mano
Diferenciar entre espiritualidad y religiosidad
Hay que ayudar a despertar lo espiritual en los niños, no obligarlo
La paciencia es clave
Lo espiritual, además, no debe ser considerado como algo estático, ya que es un camino por recorrer, algo que está cambiando constantemente. En ocasiones lo importante no son las respuestas, sino las preguntas, y por ello hay que saber favorecer tanto la búsqueda de respuestas como el camino a recorrer.
Cómo puedes educar a un niño en la espiritualidad
Los niños a partir del año de edad y hasta los 3 puede que no lleguen a comprender los conceptos abstractos de lo espiritual, sin embargo empiezan desarrollando habilidades que favorecerán su camino espiritual como su capacidad para creer en cosas que no pueden ver, la curiosidad en todo, su vivir en el presente y muchas otras.
Fomentar su espiritualidad de muchas formas con pequeños detalles:
Responde a sus preguntas e intenta inculcarle lo espiritual a la vez que le dejas expresarse sobre sus propias ideas y creencias.
Utiliza los juegos y lo cotidiano para enseñar la espiritualidad a un niño. El niño tiene que aprender de lo más común y mejor lo hará si le resulta divertido.
Cuenta historias que le ayuden a adentrarse en lo espiritual.
Enséñale a amar la naturaleza, haz que crea en un Poder Superior (que es el mismo en un elevado estado de conciencia). La naturaleza es la gran olvidada; pertenecemos a ella, somos uno con ella. Y es aquí donde sentimos la plenitud, la calma, la dicha.
Practica el silencio al menos una vez al mes o a la semana, si es posible al día. No tiene por qué saber que se trata de meditar, sino simplemente como un momento tranquilo en el día. Haciendo respiraciones y simplemente observando.
Enséñale la moralidad en aspectos como la bondad, el respeto, la honestidad y la valentía.
Puedes dedicar un momento de la semana para hablar con la familia sobre cuestiones espirituales haciendo que los más pequeños también participen.
Puedes regalar a los más pequeños un diario personal, ya que escribir sobre sentimientos y pensamientos es muy terapéutico
Es bueno continuar y empezar tradiciones espirituales de familia, ya que los más pequeños sentirán que continúan una tradición familiar.
Educar a un niño en lo espiritual es mucho más sencillo de lo que parece. Solo hay que tener las ideas claras, echarle ganas y conseguirlo con pequeños detalles. No son necesarias grandes acciones para llevar a los más pequeños al camino de lo espiritual, sino que son las pequeñas cosas las que le ayudarán a recorrer ese camino tan gratificante. Todos somos seres espirituales.
La espiritualidad es la oportunidad constante de realizar y probar que todos nosotros podemos ser tan grandes como Dios.