La culpabilidad ¿Cómo podemos actuar ante el sentimiento de culpabilidad?

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Antes de empezar a hablar de la culpa es importante aclarar que no hay emociones buenas o malas, todas tienen una función adaptativa ya que nos permiten ajustarnos a nuestro entorno. Por lo tanto, es más adecuado clasificarlas en agradables o desagradables teniendo en cuenta su polaridad.

Las emociones pierden su función reguladora cuando se experimentan con excesiva frecuencia, intensidad o duración e influyen en nuestro bienestar. En este momento pueden convertirse en conductas patológicas que alteran nuestra vida cotidiana.

Normalmente, experimentamos estados emocionales complejos que implican la interacción de varias emociones simples o secundarias. Además los estados emocionales no permanecen inmutables, sino que se transforman dando lugar a otros nuevos.

La culpa es una emoción secundaria o derivada de otras más básicas que clasificamos como desagradable. Implica una autoevaluación de nuestro propio yo. Para poder experimentarla es necesario el desarrollo de la autoconciencia, por ello recibe el nombre de emoción autoconsciente o autoevaluativa.

El sentimiento de culpabilidad surge cuando la persona realiza una evaluación negativa de una acción concreta (ya sea real o imaginaria) que provoca un daño a una tercera persona (culpa interpersonal) o hacia sí misma.

En este último caso la persona siente que ha ido en contra de los valores o normas que ha interiorizado como propios (culpa intrapersonal).

Aparece más fácilmente en personas que tienen metas excesivamente elevadas o una baja autoestima. Genera una experiencia de dolor respecto a la acción realizada o respecto al propio autoconcepto.

Cuando se experimenta asociada a la vergüenza, es decir, cuando no se ejerce una autocrítica únicamente a la acción, sino también hacia nosotros mismos, como individuos, puede tener peores implicaciones para el ajuste psicológico de la persona.

La culpabilidad es una emoción social, su función consiste en regular el comportamiento en función de las normas y valores culturales. Motiva a la persona a reparar el daño causado, mediante la realización de la acción correcta.

Ésta no siempre es viable, como consecuencia, la persona puede tener dificultades para liberarse de este estado emocional manteniéndose ligada a la situación y al pasado. También puede generar respuestas de evitación o huída para eludir una consecuencia negativa ya sea real o imaginaria.

El sentimiento de culpa puede ser inducido para conseguir la sumisión de la otra persona y ejercer un control de su comportamiento orientado a que cumpla con las normas y valores ajenos o que satisfaga los deseos de otros.

Es lo que llamamos chantaje emocional. Consiste en un acto de manipulación emocional que pretende anular la opinión del otro, situando la propia, como válida y verdadera. Puede generar dependencia psicológica provocando en la persona culpabilizada esfuerzos por conseguir la aprobación del otro para evitar su rechazo o abandono.

¿Cómo podemos actuar ante el sentimiento de culpabilidad?

  • Acepta el sentimiento y valora qué utilidad tiene en el presente. Aprende de él, no lo niegues. Puedes probar a hacerte estas preguntas:¿Puedo cambiar lo que ocurrió?¿Porqué necesito permanecer anclado/a en el pasado?¿Qué estoy evitando?¿Qué me falta por aprender?
  • Comparte tus sentimientos. No te aísles. Pide ayuda profesional si experimentas síntomas de ansiedad o de tristeza asociados al remordimiento, sobre los que sientes que has perdido el control. También cuando la intensidad o la duración de este estado emocional interfiera en tu vida cotidiana.
  • Deja de criticarteno te valores negativamente, valora tu comportamiento y siéntete responsable de él. Hazte cargo de las consecuencias de tus actos, aprende de ellos y crece. Pide disculpas si sientes que has dañado a otra persona y, sobretodo, aprende a perdonarte.
  • Identifica los mensajes que recibes y envías (ya sea a ti mismo o a los demás) que alimentan este sentimiento: “si hago esto (desagradable) es por ti”, “deberías estar agradecido”, “me estás haciendo sufrir”, “debería darte vergüenza”, “no importa, estoy cansadísimo/a pero ya lo hago yo”. Aprende a transformarlos: “si hago esto es porque yo/él/ella lo ha escogido”, “solo yo tengo control de mis propios sentimientos”, “los deberías son patrones rígidos de autoexigencia”, “nadie me/te exige que vayas en contra de mi/ti mismo, solo yo/tu”.
  • Acéptate incondicionalmente. Acepta que puedes cometer errores, que no eres perfecto/a y evita establecer juicios de valor sobre ti mismo/a.
  • Identifica tu sistema de valores. Revisa qué cosas y en qué situaciones te sientes culpable. Te ayudará a identificar tu sistema de valores, hazte consciente con cuáles te sientes realmente cómodo y aceptas como propios y cuáles no.
  • Cumple con tus expectativas. Enfréntate a que los demás puedan desilusionarse por no cumplir con las suyas. Amar implica respeto, no sacrificio.

Todas las emociones tienen una función comunicativa tanto a nivel intrapersonal (nos ofrecen información sobre nosotros mismos), como interpersonal (ayudan a regular la manera en la que los demás reaccionan ante nosotros).

Interpretar los significados de las emociones y su función en la relación con los demás no siempre es una tarea fácil. La habilidad para comprenderlas está ligada a nuestra inteligencia emocional y ésta se puede entrenar y desarrollar.

“Echarle la culpa de tus errores a tu naturaleza no cambia la naturaleza de tus errores”Thomas Harris

FUENTES:

Culpabilidad

Echeburúa, E.; Del Corral, P.; Amor, P.J. (2001). Estrategias de afrontamiento ante los sentimientos de culpa. Análisis y Modificación de Conducta, vol. 27, nº 116.

Wayne W. Dyer. Tus zonas erróneas. Ed. De Bolsillo 2010

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