watsu

Seguramente a muchos de vosotros se os hará muy conocida la técnica milenaria Shiatsu y seréis conocedores de sus múltiples beneficios. ¿Y si a esta técnica le uniésemos los patrones sanadores del agua? Pues si le añadiésemos, daría como resultado la novedosa técnica Watsu (Water + Shiatsu = Shiatsu en el agua) que vamos a tratar hoy

¿En qué consiste Watsu y dónde surge?

La técnica Watsu, es una técnica corporal que combina las técnicas del Shiatsu acompañado de movimientos rítmicos realizados en el agua

La temperatura del agua se encuentra entre 34 y 37º. El que esté a esta temperatura no es una casualidad, ya que, teniendo en cuenta que la temperatura  del cuerpo humano normalmente ronda los 36º, estar sumergidos en agua a esa temperatura ayuda a que el cuerpo se relaje de forma natural y espontánea.

Además, expertos dicen que estar sumergidos en el agua y a esa temperatura, internamente te lleva a sentir las vivencias dentro del útero de tu madre, y esto transmite seguridad y confianza.  Hay que tener en cuenta que la finalidad del Watsu no es sanar patologías, sino que se trata de un apoyo a un proceso de auto-sanación mediante el bienestar y la conciencia corporal que se logra con esta técnica.

Esta técnica fue creada en 1980, cuando el físico, filósofo y poeta Harold Dull, decidió llevar sus conocimientos a las aguas termales de las piscinas de Harbin Hot SPrings, en California. A través de años de experiencia, descubrió que el agua era el medio idóneo para el trabajo corporal.

¿Para quién está indicado?

A día de hoy no se ha encontrado ninguna limitación en cuanto a edad y limitación física, ni hace falta saber nadar.

Así que, pueden disfrutar del Watsu tanto niños, como jóvenes, adultos y ancianos. Sobre todo está indicado para pacientes con  problemas osteo musculares, dolor de columna, migrañas y para mujeres embarazadas, ya que intensifica la conexión entre madre e hijo.

También es muy útil en casos de limitación física, depresiones o ansiedad, personas que sufren de insomnio o estrés. Aquellas personas que hayan sufrido algún accidente en su sistema nervioso central, podrán lograr aliviar la rigidez muscular y mejorarán en la coordinación.

A pesar de haber comentado que no existen limitaciones para la práctica del Watsu, sí que existen circunstancias en la que nos está recomendada:

  • Si el paciente tiene episodios de fiebre
  • Tensión sanguínea muy alta o muy baja
  • Si tiene heridas abiertas
  • Epilepsia, ya que el reflejo sobre el agua podría aumentar la probabilidad de sufrir una crisi.
  • Las infecciones que pueden resultar contagiosas
  • Hemorragia cerebral reciente
  • Diabetes inestable
  • Perforación del tímpano

¿Cómo  son las sesiones?

En cada sesión, el paciente sustentado por el terapeuta, es colocado en posturas llamadas cunas o sillas. Así, el profesional abrirá el acceso a distintas partes del cuerpo, abrirá los canales de energía.

Estas zonas se masajean y se les realiza movimientos de rotación con balanceos suaves y armónicos. Se van presionando los puntos de acupresión conectándose con su respiración, consiguiendo así, restaurar el flujo del Chi, además de lograr equilibrar los centros energéticos, los chakras.

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Los suaves balanceos alivian la presión que un columna rígida pueda ejercer sobre músculos y nervios; se estiran los músculos de forma gradual y consigue que la sangre fluya por ellos de forma espontánea.

Con todos estos movimientos en el agua, se logra el relajamiento muscular, y el desbloqueo de puntos de tensiones tanto físicas,  como mentales y energéticas.

Beneficios de esta técnica

Para recoger en un punto los beneficios que obtendremos, tenemos que aquellos que practiquen Watsu lograrán reforzar los músculos, aumentar la flexibilidad, devolver la libertar a esas articulaciones bloqueadas.

Además, tal y como hemos comentado al principio, al estar el agua tibia, el cuerpo logrará una relajación espontánea, a esto le añadimos que el paciente tendrá las orejas inmersas en el agua, con lo que conseguiremos entrar en un silencio profundo y hará que nos conectemos con nuestra respiración y tomemos contacto con nosotros mismos. Así la sensación de paz y liberación aumentará considerablemente.

En resumen, el paciente experimentará:

  • Mayor movilidad o libertad en la movilidad
  • Mayor flexibilidad
  • Relajación muscular
  • Control de la respiración, siendo está más profunda y consciente
  • Minimizar los niveles de ansiedad y de estrés
  • Disminuir el dolor
  • Mejoría del sueño, dando por finalizados esos episodios de insomnio
  • Sensación general de bienestar, paz y libertad.

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