¿Quien eres tu? Eres dios que posees En este momento eres lo que has elegido ser y nadie te ha impedido serlo. Eres quien dicta la leyes y el supremo creador. Llevas contigo la capacidad de crear y de convertirte en cualquier cosa.

En este momento eres lo que has elegido ser y nadie te ha impedido que llegues a serlo. Eres el que dicta las leyes el supremo creador de tu vida y de las circunstancias. Tú eres de hecho, el Supremo gobernante de una inteligencia totalmente sabia que te has negado a reconocer enteramente en esta y en otras muchas vidas.

Hubo un tiempo en que podrías crear una flor pero, ¿qué creas ahora para ti mismo? Tus mayores creaciones son infelicidad, preocupación, pena, miseria, odio, discordia, negación de ti mismo, envejecimiento, enfermedad y muerte.

Creas para ti una vida de limitación al aceptar creencias limitadas que entonces se convierten en verdades inquebrantables dentro de tu ser y por lo tanto en la realidad de tu vida.

Te separas de la vida al juzgar todas las cosas y todas las situaciones a todo el mundo incluso a ti mismo.

Vives de acuerdo con un código de moda llamado belleza y te rodeas de cosas que te permiten ser aceptado por la conciencia limitada del hombre que no aceptan nada salvo su propio ideal inalcanzable.

Eres un bebé que nace para crecer perder la vitalidad de tu cuerpo y creer en el envejecimiento hasta que pereces.

Vosotros los grandes dioses creadores que fuistes una vez los vientos de la Libertad os habéis convertido en entidades que viven como rebaños que se encierran en grandes ciudades y viven con miedo detrás de su puertas y cerrojos en lugar de altísimas montañas y maravillosos vientos tenéis grandes edificios de una conciencia aterradora habéis creado una sociedad que regula como tenéis que pensar lo que debéis querer como debéis actuar y cual debe ser vuestro aspecto.

Temes a la guerra y a los rumores de guerra, temes no ser reconocido, tiemblas al no ser, temes a la enfermedad, tiemblas al mirar a alguien a los ojos sin embargo anhelas ese afecto llamado amor.

Cuestionas cada cosa buena que sucede y dudas que vuelva a suceder. Te arrastras en la plaza del mercado en busca de la fama y el éxito, el oro, las rupias, los dracmas y los dólares.

Solo por un poco de alegría tus pensamientos te han llevado a la desesperación, a creerte indigno. Tus pensamientos te han llevado al fracaso y a la enfermedad, te han llevado hasta la muerte.

Todas estas cosas las has creado tú, pues el ardiente creador dentro de ti que tiene el poder de tomar un pensamiento y crear un verso o situar estrellas incandescentes en los cielos durante toda la eternidad se ha atrapado a sí mismo en la creencia y el dogma, en la moda y la tradición pensamiento limitado tras pensamiento limitado y es tu propia incredulidad la que no te ha permitido vivir.

¿En que no crees? En todo lo que no puedes percibir con los sentidos, en todo lo que no puedes ver oír tocar probar y oler.

Enséñame una creencia, Enséñame una emoción, Quiero tocarla
Enséñame un pensamiento, ¿dónde está?
Muéstrame tu actitud, ¿que aspecto tiene?
Muéstrame la imagen del viento, muéstrame el viento el mismo que te haga robado los preciosos momentos de tu vida

Has desconfiado de los mayores regalos de la vida y por eso no has permitido que ocurriera un entendimiento más ilimitado
Vida tras vida existencia tras existencia te has sumergido de tal manera en las ilusiones de este plano que has olvidado el maravilloso fuego que fluye dentro de ti en diez y medio de millones de años has pasado de ser una entidad soberana y todopoderosa a estar totalmente perdido en la materia esclavizado por tus propias creaciones del dogma, la ley, la moda, y la tradición, separados por país, de raza, religión y sexo inmerso en los celos la amargura, la culpabilidad, y el miedo.

Te has identificado de tal manera con tu cuerpo que te has visto atrapado en la supervivencia y olvidado de la esencia invisible que realmente eres el Dios que vive dentro de ti que te permite crear tus sueños cualquiera que elijas, has rechazado abiertamente la inmortalidad.

YO SOY, EL YO SOY – (HE AQUÍ A DIOS)

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