Glosofobia ¿Miedo escénico?

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¿Alguna vez has tenido que hablar en público y has sentido cómo tus músculos se vuelven rígidos, la boca se seca, la voz suena débil, el cuerpo empieza a temblar, un rubor se hace dueño de vuestro rostro y  sentís el corazón latiendo a 1000/hora?

Hoy en día son muchos los que se sienten identificados con estos síntomas. Ese miedo a hablar en público, recibe el nombre técnico de Glosofobia.

¿Qué es realmente la Glosofobia?

La Glosofobia es el miedo a hablar en público, da igual que sean dos personas a que sean mil.

Y es que, la propia palabra “miedo a”, al tratarse de una emoción cargada negativamente, ya está condicionando, ya está bloqueando el deseo de querer hacer algo; y es que, la carga emocional influye directamente en la decisión de realizar la acción.

No hace mucho di con el siguiente acróstico que me gustó mucho y que lo comparto con vosotros:

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Lo primero que hay que tener en cuenta es que el miedo nunca hay que perderlo….

Si se pierde el miedo, se pierde el respeto. Lo que hay que conseguir es transformar ese miedo en una acción.

Cuando el problema se queda en un “me cuesta horrores hablar en público, es algo que puede conmigo”, diremos que el problema es leve; pero también se han visto casos más graves donde pueden aparecer síntomas físicos como respuesta del cuerpo ante el estrés que esto puede generarle; además de presentar dificultades a la hora de desarrollarse uno profesionalmente, ya que mostrar seguridad en sí mismo y conseguir atraer la atención del público son imprescindibles.

Síntomas y causas 

Entre los síntomas más específicos, podríamos decir que se dividen en tres categorías:

  • Físicos: estos son resultado de una reacción de nuestro sistema nervioso autónomo del tipo “luchar o huir”. Algunos síntomas son: incremento del ritmo cardíaco y presión sanguínea, pupilas dilatadas, sudoración, rigidez muscular y sequedad bucal.
  • Verbales: voz tensa o temblor, introducción al comienzo de la frase de “ahh”, “ummm”, posibles desórdenes de habla debidos al estrés que genera la situación.
  • No verbales: podrían ser la ansiedad y el estrés, el pánico, la fobia.

Las causas pueden ser varias, y seguramente existan muchas que se desconozcan, pero los expertos las suelen atribuirlo a:

  • Trauma en la infancia, o creencias formadas a edad temprana que tengan que ver con el habla o con la competencia y o el fracaso (todo tiene que salir perfecto)
  • Algún incidente traumático que a pesar de no ser consciente del mismo, puede haberse quedado grabado y en cuanto se vuelve al escenario, el trauma aflora.
  • Tendencia a evitar hablar en público poco a poco en el tiempo, siendo al principio algo leve, pero pudiéndose convertir a la larga en una forma más grave de este trauma.
  • Condiciones psicológicas del orador como la baja autoestima, la necesidad de aprobación constante, la necesidad de perfección..

Consejos que pueden ayudarle enfrentarte a la glosofobia

Hoy en día existen varias alternativas para abordar este trastorno:

  • Hacer uso de técnicas de psicoterapia: mucha gente observa grandes avances y consiguen además elevar la autoconfianza, consiguiendo así, incluso sentirte cómodo hablando a un grupo de gente.
  • Recibir clases de oratoria: existen muchos y algunos están enfocados precisamente a gente que siente pavor a hablar en público. En estas clases te enseñaran técnicas como:
    • Aprende todo lo se puedas del tema a tratar para sentirte seguro.
    • Ten claro quién va a ser tu público para poder estructurar tu discurso.
    • Prepara cuidadosamente la presentación, que no sea espontánea (a ver qué sale), pero no la memorices, ya que al memorizarla si por lo que sea se te olvida alguna palabra esto puede generar que te quedes en blanco y no sepas seguir con la presentación.
    • Practica delante de un espejo o grábate en vídeo, así no solo te verás a la hora de exponer sino que además te darás cuenta de cómo gesticulas y verás qué transmites y si eso es tu objetivo.
    • Improvisa posibles preguntas que podrían hacerte.
    • Vístete adecuadamente, pero ante todo comodidad.
    • No repitas constantemente lo nervioso que estás, al final terminas por acrecentar tu estado.
    • Localiza alguna cara que te resulte amistosa entre el público, te generará cierta seguridad.
  • Técnicas psicológicas del tipo cognitivo-conductual, donde se enseña a manejar las emociones. Se suelen tratar:
    • Reestructuración cognitiva: resalta el papel de estar pensando siempre en lo mal que hago todo. Magnifico lo que hago mal y pienso durante mucho tiempo en ello.
    • Relajación: aprender a respirar de forma calmada, disminuir la temperatura, relajar músculos, exponerse de forma progresiva a situaciones que generan ansiedad..
  • Terapias alternativas: varias terapias alternativas podrían ser empleadas para ayudar a combatir el trastorno; algunas de ellas:
    • Hipnosis: pudiendo ayudar a eliminar asociaciones negativas que podrían ser los orígenes de los ataques de pánico.
    • Meditación y yoga: como formas de relajación y eliminar el estrés.
    • PNL y Psych-k: programación neurolingüística para eliminar las creencias limitantes
    • TDM: Técnica de Desprogramación Medular
Normalmente, antes y durante una intervención, sobre todo al comienzo, hay momentos en los que es inevitable sentir nervios y ese “miedo” a que algo no salga como se esperaba. Esos nervios son naturales y no tienen por qué ser malos, al contrario, tenemos que conseguir que trabajen a nuestro favor.
La clave está saber cómo aprovecharlos y hacer que sean la energía haga que el discurso gane vida, entusiasmo y que la presentación quede natural y auténtica, que es lo que el público pide. Un discurso que quede natural es lo que hace que tu público se quede “enganchado”, pero hay que tener muy presente que un discurso natural no significa un discurso no trabajado y espontáneo.. al contrario, requiere de mucha práctica.

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