La violencia o los problemas intrafamiliares son un inconveniente social que afecta a numerosas familias y a la sociedad en general. 

Hablamos de un tipo de violencia que nace en el seno del hogar cuando un miembro perjudica de forma intencional la integridad psicológica y física de otro familiar.

Cuando ocurren problemas familiares comunes, los niños pueden llegar a presentar diversas alteraciones emocionales y de conducta, esto ocurre en función a como ellos interpreten los conflictos que suelen ocurrir entre sus padres.

Muchas veces los padres no se percatan de cuanto esto puede llegar a afectar la salud mental de sus hijos, ignorando el hecho de que estos están ahí, que pueden escuchar y ver muchas cosas de las que ocurren en casa. 

Los problemas intrafamiliares impactan de manera negativa en muchos jóvenes, y esto es algo que todos los padres deberían tener en cuenta. 

Todos los niños desean que sus padres no discutan

Ver a sus padres discutir o pelear entre ellos, es algo que ningún niño desea ver, los padres pueden ser capaces de mantener conversaciones sin necesidad de perderse el respeto entre ellos o hacer comentarios hirientes, pero al parecer esto no siempre es tan sencillo como parece. 

Generalmente cuando hay conflictos entre los padres, existe un problema interno en ambos que no ha sido resuelto, algo que va a provocar que la discusión se convierta en algo crónico (ya sea si estos viven juntos o separados). 

Pero todos estos conflictos entre los padres tienen un fuerte impacto negativo en el desarrollo y en la salud mental de los hijos. 

El conflicto que existe entre los padres

Es bastante común y normal tener opiniones diferentes, ideas, prioridades y valores; cada uno de nosotros somos diferentes y no tenemos la obligación de pensar igual en todo. 

Pero para tener una relación exitosa, debemos ser capaces de utilizar las habilidades de comunicación apropiadas para que las opiniones y las ideas de cada uno puedan ser expresadas y recibidas respetuosamente, solo así se podrán resolver las diferencias con destrezas de resolución de conflictos sanas. 

Entonces, si los padres no logran comunicarse con respeto entre ellos, y no cuentan con una buena estrategia para resolver los problemas, estos se mantendrán de manera permanente, y la discusión va a ser algo común en la vida familiar, donde el tono emocional hostil y los patrones en confrontación se repetirán una y otra vez. 

Estos conflictos son bastante dañinos, y pueden variar de nivel y ser de diversos tipos: culpar, humillar, gritar, burlarse, utilizar el sarcasmo, la intimidación, ignorar al otro, amenazar, la violencia verbal o física, comportamiento destructivo o cualquier otro tipo de comportamiento que pueda perjudicar al otro. 

El conflicto que existe entre los padres puede tener un lugar inclusive en las familias que desde afuera, se ven perfectas. 

Entonces, ¿Cómo afecta a los niños los conflictos de sus padres?

  • Los niños se sienten inseguros: los conflictos entre los padres comúnmente crean un clima de caos, de tensión y de inseguridad en el entorno familiar que normalmente está destinado a ser un sitio seguro, cómodo y a salvo para poder evolucionar y que los niños se sientan bien. 

En estas situaciones los niños sienten miedo, ansiedad e indefensión, pueden preocuparse por su seguridad e inclusive por la seguridad de sus padres (aunque no haya violencia física). 

Recordemos que la imaginación de los niños es realmente poderosa, y pueden llegar a imaginar que sus padres se hacen daño, o preocuparse de un posible divorcio (si aún siguen juntos los padres). 

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  • Impacto negativo en la salud mental de los niños: cuando los niños experimentan problemas intrafamiliares incesantes y no resueltos entre sus padres, esto se vuelve destructivo para ellos.

Los niños son altamente adaptables, capaces de resistir muchas cosas, pueden enfrentarse a situaciones difíciles como un divorcio o una separación, pero lo que realmente daña emocionalmente de manera grave es el continuo y amargo conflicto entre sus progenitores (independientemente si viven juntos o separados). 

Si los padres continuamente tienen discusiones, cuanto más grande sea la tensión entre ellos, mayor será la probabilidad de que los problemas psicológicos en los hijos aparezcan y que lleguen a verse cambios negativos de conducta, esto también podría afectar la inteligencia emocional en los niños.

  • Mal ejemplo para los niños: los niños son como esponjas, por lo tanto van a ir absorbiendo lecciones, sobre cómo llevarse bien con las demás personas, de la misma manera en que sus padres se llevan bien entre ellos. 

Entonces, si el modelos de los padres de comunicación no es nada saludable y no saben cómo resolver sus problemas apropiadamente, lo más probable va a ser que la manera en que se comuniquen los hijos.

Por ello, siempre van a buscar resolver los problemas con violencia a medida que van convirtiéndose en adultos.

  • Puede romperse la relación padre e hijos: los niños siempre se van a sentir seguros y más saludables si no existen problemas intrafamiliares graves, y esto les va a permitir fomentar una relación positiva con ambos padres, independientemente de los sentimientos que tenga un progenitor por el otro. 

Pero si el niño constantemente escucha cosas malas acerca de uno de sus padres, lo que puede ocurrir es que la relación con éste se deteriore. 

El silencio también puede ser un problema

Las discusiones intensas no son solo el único elemento en los problemas intrafamiliares que pueden llegar a afectar a los niños.

Cuando la relación entre los padres se enfría o se dejan de hablar, los hijos pueden llegar a sufrir problemas de comportamientos y emocionales. 

La calidad de la relación que tengan los padres, puede llegar a establecer un patrón de comportamiento que podría llegar a repetirse inclusive en las próximas generaciones. 

¿Cómo evitar esto?

Los niños son bastante rápidos a la hora de detectar el comportamiento de los padres, y pueden llegar a saber que algo anda mal aunque se habitúe mantener discusiones “en privado”. 

Lo que realmente importa, es como nuestros hijos entienden e interpretan las causas y las posibles consecuencias de todos estos conflictos y problemas intrafamiliares. 

En función de esto, ellos van a ser capaces de detectar si una pelea es propensa a agravarse, si se verán involucrados o si puede poner en riesgo la estabilidad de la familia. 

Los padres deben razonar, y entender que es normal mantener desacuerdos, y de esta manera deben explicárselo a sus hijos, ellos van a responder mejor cuando se les aclara el motivo de la discusión y las posibles formas de resolverla. 

Cuando los padres les explican a sus hijos el proceso de resolución de un conflicto, les están brindando una enseñanza realmente importante, que podrán poner en práctica en su futuro.

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