A través de la mediumnidad es posible que una persona pueda comunicarse con el mundo “invisible”. No se trata de un don hereditario ni de un poder mágico sino de un conjunto de facultades que el médium se sirve para ser el vínculo entre el mundo físico y el más allá.
Cuanto más sensible es una persona, mayores posibilidades tiene de captar las vibraciones y esa sensibilidad es casi siempre el resultado de una reflexión que ha sido madurada en el más allá y antes de la reencarnación, de ahí que se afirma que tiene carácter de misión elegida.
Profundizando en la mediumnidad
Las denominadas percepciones mediúmnicas se encuentran dentro del orden del pensamiento y de lo intuitivo. El médium percibe la existencia de otra dimensión y se abre a las influencias de los espíritus para convertirse en un intermediario.
Así, la mediumnidad, también conocida como “canalización telepática”, puede definirse como la manifestación característica del espíritu desencarnado. Quienes han estudiado este fenómeno afirman que los médiums tienen una facilidad especial para separar o dislocar sus principios constitutivos, ya que los lazos entre el cuerpo físico y el cuerpo astral son muy flexibles.
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La vía a través de la cual el mensaje del Gran Espíritu Creador llega a sus hijos es la mediumnidad, una puerta abierta para que el alma humana pueda experimentar la totalidad de sus posibilidad
Además, la mediumnidad presenta diferentes naturalezas:
Según Kardec, codificador de la Doctrina Espírita, todas las personas son médiums, pues existe una constante interacción entre el plano material y el espiritual, pero el grado de intensidad de la comunicación entre vivos y desencarnados o muertos es diferente para cada persona.
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