Piedra de rayo o los rayo petrificado, la “fulgurita” es un fenómeno natural tan poderoso como efímero y se trata de una huella cristalina que queda incrustada en la arena o en la roca.
El término fulgurita deriva del latín “fulgur”, que significa rayo en latín y este fenómeno se relaciona directamente con el efecto que causa un rayo cuando cae en el suelo, pues vaporiza la tierra y la arena a lo largo de toda su trayectoria, se bifurca y puede llegar hasta seis metros de profundidad.
Mientras ocurre todo el proceso descrito la temperatura del silicio llega a alcanzar los cincuenta mil grados y se convierte en un “tubo hueco” un cristal que es la fulgurita, uno de los tesoros de la tierra, piedra llena de energía que el hombre puede utilizar y aprovechar su gran poder.
Fulgurita: El dedo de Dios
La fulgurita, como piedra rayo tiene una historia que asegura que es muy poderosa y junto con la oración puede ayudar a la manifestaciones gracias a su resonancia fuerte y poderosa igual a la fuerza eléctrica que la creó.
Así, gracias a la gran energía que posee la fulgurita puede utilizarse para despertar el kundalini, chakra Raíz, pero también puede moverse por el resto de los chakras del cuerpo y ayudar a limpiar y purificar el sistema.
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Además, la fulgurita abre y despeja los sentidos psíquicos, estimula el sentido de la creatividad y también el poder interior de los seres humanos pues los ayuda a tener una rápida conexión con las fuerzas universales a través de la oración o la meditación.
También se ha demostrado que este cristal ayuda a que la persona experimente grandes avances cuando la mantiene cerca siendo un camino liberador de patrones habituales de vida que ya no le sirven al individuo.
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Utilizada por sanadores, maestros, psíquicos y canalizadores, la fulgurita puede eliminar los patrones negativos del cuerpo emocional limpiando todas las formas de la ira y confusión que puedan existir en las relaciones, arrojando luz sobre ciertos aspectos kármicos de las relaciones en el círculo de cada individuo.
